La historia

Fue en medio de la noche...

Durante un sueño que llegaron hasta mí, desperté e inmediatamente tomé lápiz y papel, así que se fueron presentando, uno a uno, dictando sus mensajes. Ellos me envolvieron y me contaron sobre su maravilloso mundo.

Ellos no se muestran visibles porque no serían comprendidos y respetados, tienen su propia sociedad que funciona en perfecta armonía y sinergia.

Ellos aman los animales, las plantas, las flores, las semillas; su respeto es tan profundo la creación divina que ellos aprendieron a comunicarse con los espíritus de la naturaleza. Ellos reciben la energía de los arroyos, de las piedras, de las hierbas y de la tierra, porque están conectados con la esencia divina de las cosas en lo más profundo de sus seres.

En el bosque, lejos de las civilizaciones ellos hicieron su morada. La alegría está siempre presente, en forma de música y canciones que están a todas partes. Ellos trabajan con alegría, porque saben que todo lo que se hace de esa forma genera amor y el amor alimenta...

Ellos siempre oran y agradecen por todas las bendiciones recibidas, por la sequía, por la lluvia, por el fuego. Ellos saben que incluso el sufrimiento forma parte de un proceso de aprendizaje y que hay un enlace en todo.

Todo en el universo está interconectado, en toda la puesta del sol ellos suben en una pequeña colina para emitir pensamientos positivos a toda la humanidad. Tal vez sea por eso que sentimos una paz muy grande en los bosques...

Ellos viven en otro patrón vibratorio de energía, y no pudimos verlos, pero podemos sentirlos si abrimos nuestra alma al amor universal.

El amor es lo que conduce sus vidas, ellos aman, y simplemente aman, para ellos no hay secreto en vivir y por eso vivir para ellos es una gran aventura.

Amar a todo ya todos,

Teandra Iches